Incomprensible
Cartas ao director
al escuchar una conversación entre dos jóvenes. Los hechos ocurren en un viaje en autobús desde Vigo a Santiago de Compostela, iban en los asientos delante de mí, yo detrás, solo. Íbamos con la mascarilla puesta como está establecido para viajar en este medio, todo correcto. En el momento de partir el autobús, fue de saludos, que tal el finde, etc, etc. La conversación era en voz alta, lo cual permitía ser escuchada y no ser ajeno a ella, por eso lo de mi sorpresa cuando escuché que hablaban sobre los disturbios en diversas ciudades, y en la suya propia, por lo del botellón, enfrentamientos con la policía, agentes heri- dos, detenidos, dispersión de personas, cargas policiales, altercados, saqueos… Comentaban que era muy fuerte pero que tenían derecho a divertirse.
“Si, pero si nos llega a pillar la policía, no nos salva de una multa o detención, o a lo mejor a la cárcel”. Hubo un momento de silencio y surge una pregunta: Si te dan a elegir, cárcel o servicios sociales ¿Que eliges? A lo que uno res- ponde: Pues yo prefiero ir a la cárcel, que no se hace nada, a tener que barrer calles u otros trabajos. Yo estaba atónito escuchando, porque como digo, la conversación parecía un mitin y pensé: Lo que lucharon nuestros antepasados por libertades y derechos, por los servicios que tenemos y que se estén tirando por la borda.
Que poco se valora lo que no cuesta conseguir.