Tengo letras para quemar… ¿Me das gasolina?

María Soliño. Traballadora Social e Escritora

«Una señora en la sala y una puta en la cama», así reza uno de los refranes de nuestra España querida. Así nos enseñaban cómo debíamos de ser las mujeres. Un refrán, anticuado, trasnochado y  poco acorde con el siglo en el que vivimos, ¿o no tanto?

Alguno de los estudios que se realizan para evaluar la brecha de género y que periódicamente caen por ¿casualidad? —los que me conocéis  sabéis que no creo en las casualidades— en mis manos, nos vienen a contar que hasta dentro de unos 200 años —lustro arriba, lustro abajo— no alcanzaremos la igualdad real.

Hace unos meses, leí  un artículo en la prensa dedicado a las mujeres en la investigación del cáncer y de entre los muchos y jugosos titulares, uno de ellos aludía directamente a este tema. Marisol Soengas,  responsable del grupo de Melanoma en el CNIO, explicaba que «si seguimos a este ritmo vamos a tardar más de cien años en romper la brecha de género». Lo que significa que, con un poco de  suerte, mis tataranietas podrán disfrutar de una sociedad libre.

La educación es la base. La educación es la solución. La educación. Leyes, presupuesto, y cómo no, educación. Se escucha como un  mantra. Sí. Yo no puedo estar más de acuerdo. Educar desde la base. Educar en la igualdad a nuestras niñas y niños. Educar en la igualdad a nuestros jóvenes. Vale. Lo compro. El problema viene  cuando los mensajes que se lanzan son tan contradictorios. Cuando les contamos unas cosas y ellas y ellos escuchan otras. Como ésta:

“A ella le gusta la gasolina, dame más gasolina.

Para las que  son más zorras que los cazadores.

Pa´ las mujeres que no apagan sus motores…”

Sintonizar la radio o entrar en un local de copas cualquiera es una muestra de hasta qué punto «se nos está yendo  la olla». Algunas de las letras de determinadas canciones, digamos el famoso reguetón o trap latino, son directamente para vomitar. Los mayores hits del verano presumen de unas letras tan  0bscenas y degradantes, que ríete tú del refranero español. En cualquier local al que entres la música más bailada es ésta.

Sus estribillos son para enmarcar.

“Ella es callaíta, pero pal´ sexo es atrevida, yo sé.

Buena, pero le gusta un delincuente.

El perreo es su profesión, siempre puesta pa´ la misión”

Una auténtica joya. Y la cosa no mejora. No hay más que escuchar la canción que este año nos ha representado en Eurovisión: SloMo.

Su cantante, Chanel, generó polémica y críticas tras imponerse a sus dos principales competidoras en el Benidorm Fest, Rigoberta Bandini y  Tanxugueiras, acusándola de utilizar términos en otros idiomas e incluir mensajes sexualizados.

Para Chanel, sin embargo, la letra tiene que ver con el empoderamiento de la mujer. Explica que es una letra llena de energía que permite ver sobre los escenarios a una mujer empoderada, segura de si misma y con garra. Reconozco que no había escuchado la canción y que ante tales  declaraciones, cogí mis auriculares, busqué la canción y escuché atentamente su letra. Y esto es lo que me encontré:

«Let’s go

Llegó la mami La reina, la dura, una Bugatti

El mundo ‘tá loco con  este body

Si tengo un problema, no es monetary

Les vuelvo loquito’ a todos los daddie’

Voy siempre primera, nunca secondary

Apena’ hago doom, doom con mi boom, boom

Y le’ tengo dando  zoom, zoom on my yummy

Y no se confundan, señora’ y señore’

Yo siempre estoy ready pa’ romper cadera’, romper corazones»

Pues bueno.

¿En serio ésto es empoderar? ¿En serio ésto es mostrar a una mujer libre y segura? Porque a mí me parece seguir cayendo en el mismo estereotipo casposo y caduco. Queremos jóvenes libres. Jóvenes que se respeten y luego bailan ésto. Y ésto, no es ni  más, ni menos que la versión bailada del: «Una señora en la sala y una puta en la cama», que escuchaban mi abuela y mi madre. ¿200 años para alcanzar la Igualdad real? Pues, ¿sabéis que os  digo?

¡Dame más gasolina!

María Soliño. @solinobarcia